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Entrada a Estados Unidos en la frontera con México. Foto: AFP
ESTADOS UNIDOS.
Conforme la Caravana Migrante avanza hacia desde el sur de México con rumbo Estados Unidos, ha ido subiendo de tono las amenazas de Donald Trump de cerrar la frontera con nuestro país, para evitar la entrada de miles de migrantes centroamericanos.
La primera mención de un posible cierre de la frontera se dio a través de un tuit publicado la mañana del 18 de octubre, en el que “pedía con toda firmeza” que el gobierno de México el embate de la Caravana, y de no hacerlo enviaría tropas y cerraría la frontera sur de su país.
….In addition to stopping all payments to these countries, which seem to have almost no control over their population, I must, in the strongest of terms, ask Mexico to stop this onslaught – and if unable to do so I will call up the U.S. Military and CLOSE OUR SOUTHERN BORDER!..
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 18 de octubre de 2018
El pasado jueves 25 el presidente de Estados Unidos volvió a tuitear sobre la Carvana, y reiteró su amenaza de militarizar la frontera, al considerar el posible arribo de los centroamericanos como una “emergencia nacional”.
¿Realmente puede cerrar la frontera?
La respuesta más sencilla es sí.
El ex comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, Gil Kerlikowske, declaró al diario USA Today que logísticamente es posible impedir el cruce de un camión de carga, un vehículo de pasajeros o de un peatón en alguna de los puertos de cruce internacional.
Sin embargo, las afectaciones no solo afectarían a los extranjeros que buscan ingresar al país en busca de asilo, también impactaría negativamente a los estadounidenses que necesitan viajar, comerciar y hasta comer, expuso Kerlikowske.
En dos ocasiones presidentes estadounidenses han cerrado de manera parcial los cruces fronterizos. La primera fue en 1985, durante la administración de Ronald Reagan, en reacción a la desaparición del agente de la Agencia Antidrogas (DEA), Enrique “Kiki” Camarena.
Este cierre temporal fue una estrategia para presionar al gobierno mexicano a dar con el paradero de Camarena, quien había sido torturado y asesinado por narcotraficantes.
La segunda clausura momentánea de la frontera con México fue el 11 de septiembre de 2001, tras los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono.
En esa ocasión el flujo del tránsito fronterizo se reanudó horas después de los actos terroristas, pero le precedió un endurecimiento de los procedimientos de inspección, que resultaron en demoras en los tiempos de cruce que impactaron significativamente al comercio y, consecuentemente, a las economías de ambos países.
El impacto económico
Una investigación del politólogo estadounidense, Peter Andreas, documentó que el comercio transfronterizo, que promediaba los 670 millones de dólares diarios, cayó aproximadamente un 15 por ciento diario durante las semanas posteriores al ataque.
Las más afectadas fueron las fábricas de aparatos electrónicos, de productos textiles y químicos, así como a las empresas mexicanas proveedoras de componentes para la manufactura de vehículos estadounidenses”. Peter Andreas.
Las ventas en las ciudades fronterizas de Estados Unidos también resintieron los estragos del aumento de los tiempos de inspección en los cruces internacionales. En ciudades como San Diego, California, declararon una emergencia económica por la ausencia de compradores provenientes del norte de México, que se abstuvieron de cruzar la frontera tras el 11 se septiembre.
Han pasado más de 17 años, y las economías de ambos países se encuentran mucho más integradas. Se estima que el comercio transfronterizo alcanzó un promedio diario de mil 700 millones de dólares. Detener, o incluso disminuir el flujo de los productos y de los viajeros provocaría un daño económico que probablemente se vería reflejado en una caída de los índices del mercado de valores estadounidense, estima Andreas.
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Con información de HuffingtonPost
emb
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