Mahomes llega al Estadio Azteca como jefe



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Si un milagro en jardinería no sucede —como cuando pedías que tu experimento con el frijol dejara de apestar y mejor germinara— el pasto del Estadio Azteca estará tan maltratado como el campo que Bane destruyó en la película de Batman, el Caballero Asciende.

México recibirá su tercer partido oficial de forma consecutiva y aunque se diga que el estado del césped no será factor para el partido del lunes entre Chiefs y Rams, el Sindicato de Jugadores de la NFL no está contento y no lo está desde 2016, cuando los Texans se quejaron de que estaba flojo e impedía correr las rutas.

Por el bien de la imagen de los organizadores, que eso no suceda en el segundo Monday Night fuera de Estados Unidos, pues el encuentro entre Kansas City y Los Ángeles es posible que sea el mejor y más esperado juego de la temporada regular. No sorprendería a nadie si se trata de una vista previa del Super Bowl LIII.

Semana a semana, el quarterback de Chiefs, Patrick Mahomes suma grandes domingos. Ayer consiguió su trigésimo primer pase de anotación en la temporada para romper la marca de la franquicia que estableció Len Dawson hace más de 40 años.

A alguien que seguro no le gustará que el pasto del Azteca se afloje con su explosividad, es al corredor de los Rams, Todd Gurley, quien se recuperó enfáticamente de la actuación de la Semana 9, cuando los Saints lo limitaron a 79 yardas totales. Gurley demostró una vez más pasta de MVP.

Contra Seahawks sumó 120 yardas y un touchdown en 16 acarreos. Gurley arrancó trozos de yardas, promediando 7.5 yardas por acarreo, y produjo 40 yardas en tres recepciones.

Los Rams pasarán la semana en Denver para tratar de acoplarse a la altitud que enfrentarán el lunes en la Ciudad de México.

Por cuestiones de logística, ocultan que es por seguridad. El equipo de Los Ángeles cuando fue considerado para el viaje a nuestro país, pidió a la NFL jugar contra Broncos, pero les fue denegado la petición. El año pasado, la Liga sí le cumplió el capricho a los Patriots.

Basta del juego en nuestro país. De eso hablaremos a lo largo de estos días.

La Semana 10 de la NFL nos enseñó que la Liga es divertida gracias a sus sorpresas.

Se suponía que ayer sería una jornada donde los fuertes dominarían a los débiles. Al menos así lo decían los márgenes en las apuestas, pero, —siempre hay peros— Tennessee le recordó a Patriots que no son invencibles, que los novatos de Browns pueden hacer negocios al derrotar a Falcons y conseguir su primera temporada con tres trunfos desde 2015 y que los Bills, siempre que los ponen como víctimas, crecen como el pasto en temporada de lluvias, menos el del Estadio Azteca.

Las yardas no ganan nada. Se ha demostrado antes, pero nunca tan enfáticamente cuando los Buccaneers acumularon 501 yardas de ofensiva y anotaron sólo tres puntos. Mucho para nada, nada para lo mucho que hizo el quarterback Ryan Fitzpatrick. Magia negra en el campo.

Se habla de que Chiefs y Rams son los mejores de la Liga, pero en la conversación, los Saints ponen los acentos, en especial a la ofensiva. Le anotaron 51 puntos a los Bengals para alcanzar 96 en sus dos más recientes encuentros. Fue otra jornada de festejos locos, Tyreek Hill tomó una cámara de televisión y grabó como el árbitro lo castigó.

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