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El Real Madrid se desangraba en el Camp Nou, Karim Benzema y Gareth Bale no acertaban una contra Marc Ter Stegen, Florentino Pérez buscaba el número de Antonio Conte – o de quien fuera – en su teléfono en el palco y Lionel Messi disfrutaba junto a su hijo Thiago del espectáculo del Clásico español desde la grada.
Y, mientras tanto, Cristiano Ronaldo intentando reprimir una sonrisa de satisfacción en Turín.
Seguro que el portugués vio el Clásico entre su exequipo y el FC Barcelona tranquilamente en su nueva mansión y le dolió, pero a la vez debió pensar que le estaba bien merecido. Sobre todo a Florentino Pérez, ese presidente de quien acaba de decir en una entrevista en France Football que en sus últimos años en el Real Madrid le “miraba como si ya no fuera indispensable”.
Porque mientras el Real Madrid, actual campeón de Europa y de nuevo candidato al trono de campeón del Mundo en diciembre, anda a la deriva, las cosas a Ronaldo no podrían irle mejor en Italia. Su nuevo equipo continúa siendo la maquinaria bien engrasada que ha ganado las últimas siete ligas italianas consecutivas, a las cuales él ha agregado un componente espectacular y necesario: el gol asegurado.
Ya dijo Carlo Ancelotti en su época de entrenador madridista que jugar con Ronaldo era salir al campo ganando 1-0. No se cumple al pie de la regla, pero Ronaldo lleva de momento 7 tantos en el campeonato nacional habiendo disputado 10. Además, suma cinco asistencias en todas las competiciones (también ha jugado 2 partidos de Champions League). A punto de cumplir los 34 años, el físico de Ronaldo ha cambiado, aunque no deja de ser arrollador. Lo que no ha perdido es un ápice del hambre que siempre le ha hecho superarse año tras año.
Es cierto que de un tiempo ha esta parte al portugués le cuesta arrancar las temporadas a nivel goleador. No fue hasta su cuarto partido oficial con la Juve que Ronaldo vio puerta con su nuevo equipo, algo impensable –estar un mes prácticamente sin marcar– para el goleador de Madeira, pero una vez que ha entrado en calor, ha vuelto a mostrarse imparable ante la meta rival.
Si además queremos atender a sus últimas temporadas a modo de comparación, huelga decir que su final de temporada podría ser emocionante con su nuevo equipo. Lo mejor de Ronaldo en este último lustro lo hemos visto siempre de enero a mayo, cuando el portugués afina la máquina y se prepara a conciencia para sobrepasar a todo aquel que se le ponga delante.
De momento, ya sabe lo que es ganar partidos él sólo para la Juve. El fin de semana marcó un doblete importantísimo para darle un partido a su equipo que se estaba enquistando bastante contra el Empoli. Ronaldo agarró el toro por los cuernos y se conviritió en el verdadero adalid del ataque bianconero, firmando la remontada con un golazo a la carrera que se clavó por la escuadra de un Provedel que no pudo hacer más que mirar la pelota.
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