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MAR DEL PLATA.- La visita presidencial no dejó otra chance que descartar el acto a puertas abiertas que programaban
familiares de la tripulación y modificar lo planificado por la Armada.
A un año de la desaparición del
ARA San Juan
, en un clima de angustia y profundo dolor,
Mauricio Macri
aseguró ayer que el Gobierno va a seguir buscando el submarino. “No los vamos a abandonar”, les garantizó a esos 250 padres, esposas, hermanos, hijos y amigos de los 44 desaparecidos, que luego dejaron a la vista su falta de confianza en este compromiso.
“No me conmovió, dijo algo que no es verdad, nunca estuvo con nosotros”, acusó Zulma Sandoval, madre del suboficial sonarista Celso Vallejos, quien calificó de “circo, una payasada” la participación del jefe del Estado en la ceremonia que se realizó ayer en la Base Naval Mar del Plata, donde dijo que estuvo con los familiares “desde el primer día”.
“Apenas nos dio 45 minutos en un año”, recordó sobre dos encuentros anteriores, uno muy breve y tenso en esa unidad y otro, más extenso, en febrero en la Casa Rosada. “Acampamos 52 días en Plaza de Mayo, nos hubiera recibido”, reclamó cuando Macri ya se había retirado.
Esta ceremonia intentó servir de primer reconocimiento oficial a la dotación del buque desaparecido el 15 de noviembre de 2017, cuando navegaba rumbo a Mar del Plata. Los familiares se ocuparon en revisar que la programación no tuviera referencias que aludieran o den por hecho un destino fatal de los marinos. Así fue, salvo una referencia final del mandatario cuando dijo que tenía la esperanza de que el pabellón del ARA San Juan -entregado ayer al jefe del Comando de Submarinos- sea “plantada en el mar Argentino en recuerdo de nuestros 44 tripulantes, que quedarán en la memoria y el corazón de los argentinos para siempre. Son un ejemplo de lo que significa servir a la patria”.
Macri se acercó y abrazó solo a Juan Aramayo, padre del suboficial jujeño Dante Aramayo y designado para
leer una carta en la que los familiares dejaron un mensaje a las autoridades. “Estar aquí presentes no significa que dejamos de esperar y sentir que podremos encontrarlos”, dijo, ante los ministros Oscar Aguad (Defensa), Carolina Stanley (Salud y Desarrollo Social) y Patricia Bullrich (Seguridad), y el jefe de la Armada, vicealmirante José Luis Villán.
Emotivas, con párrafos en los que resumieron estos meses de “mirar al mar cada día, con la esperanza de verlos llegar” a los 44 tripulantes, los familiares hicieron hincapié en el compromiso del Gobierno para que no se abandone
la búsqueda del submarino. Pidieron una ley que la garantice hasta encontrarlo y presupuesto para la fuerza encargada del despliegue necesario. “Partiendo de verdades, sin mentiras ni dando falsas expectativas, respetando a los 44 argentinos y sus familiares”, exigieron.
La relación de la mayoría de los familiares de la tripulación con el Presidente y el ministro Aguad ha sido siempre muy tensa y con duras confrontaciones. “Yo acampé 52 días en la Plaza de Mayo y nunca se acercó”, afirmó Marcela Moyano, esposa del suboficial Hernán Rodríguez.
El paso de Macri sirvió para confirmar el interés del Gobierno en que avance la causa que tramita la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez. Ayer recordó que en pocos días finalizará el informe de la comisión investigadora. “Tenemos un compromiso innegociable con la verdad”, insistió, antes de anticipar que elevará el resultado a la Justicia.
Acostumbrados a sus convocatorias en la Base Naval del día 15 de cada mes, los familiares planeaban repetir ayer su programa de corte de calles -a ritmo de semáforo, para permitir circulación- y esta vez sumar a buena porción de la ciudadanía para que los acompañe ayer con banderas. Tuvieron que descartarlo porque la presencia de Macri implicó un operativo de seguridad que impidió el acceso a la Base Naval.
“Para mí estuvo bien, fue un homenaje para los tripulantes”, reconoció Raquel, madre del teniente Fernando Mendoza, que navegaba en el ARA San Juan. Recordó que lo que ocurrió fue “algo tremendo para su familia” y las del resto de los tripulantes.
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