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Su presentación es más frecuente en mujeres, en una proporción aproximada de 3 por cada hombre. También pueden aparecer incluso en niños, pero su prevalencia es notablemente mayor en los adultos a partir de los 65 años, incrementándose aún más luego de los 80 años. En este grupo etario de adultos mayores, uno de cada 3 padecen mareos.
“Al momento de hablar mareo y vértigo, lo primero a aclarar es que ambos son síntomas y no enfermedades. Las causas más frecuentes son las alteraciones del oído interno y neurológicas”, explica la Dra. Marina Rosende, médica del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano.
“Cuando se les pregunta a los pacientes qué es lo que sienten, les resulta muy difícil responder y pueden utilizar diferentes términos o descripciones como, por ejemplo, sensación de flotación, la cabeza vacía, llena o pesada, inestabilidad al caminar, sensación de que se van a desvanecer, de que las cosas giran, desmayo y miedo a caer, entre otros”, agrega Rosende.
Se define como mareo a una percepción anormal o alterada de la orientación espacial, pero sin sensación de movimiento (un ejemplo sería sentir la cabeza vacía), en cambio, el vértigo es aquella en donde el exterior se mueve o en donde nosotros nos movemos sin que en realidad esto esté ocurriendo y, habitualmente, es en forma de giros.
Inestabilidad, en tanto, es la sensación de no estar equilibrado al caminar, como si se estuviera alcoholizado.
“Estos síntomas se pueden presentar aislados, como ataques recurrentes o padecerse de manera crónica. Su impacto es muy importante tanto en salud pública como en la vida social y laboral del paciente. Genera restricciones en la cotidianeidad y es causa de la pérdida de autonomía e independencia”, declara la Dra. Rosende.
Según un estudio realizado en los Estados Unidos en 2014, 34% de los adultos con mareos presentó caídas frente a 9 % que no los padecían. Además, el porcentaje de lesiones por caídas también fue mayor en aquellos con mareos.
“Sufrir estos síntomas se considera un gatillo para la aparición de trastornos psiquiátricos como ansiedad (28 %), ataques de pánico (12 %) y fobias (9 %)”, informa Rosende.
La medicina es una ciencia probabilística, razón por la cual, hablar de vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es referirse, sin lugar a duda, a la causa más frecuente de vértigo en el mundo.
El VPPB es el desorden vestibular (parte del oído interno encargado del equilibrio) más frecuente. Se estima que 1 de cada 3 personas en el mundo lo padecerán al menos una vez en su vida.
Se produce por la migración de otoconias, conocidas como piedritas del oído, desde su ubicación habitual (la mácula utricular), que es una superficie gelatinosa que las contiene, a unas estructuras llamadas canales semicirculares. “Esto provoca que cuando el paciente hace ciertos movimientos de cabeza (de allí, la denominación posicional) como levantarse, girar o acostarse en la cama, mirar hacia el techo o agacharse, estas partículas dislocadas generen un funcionamiento anómalo del oído que se percibe como vértigo, que es la percepción de que el exterior o nosotros nos estamos moviendo sin que en realidad eso esté ocurriendo”, sostiene Rosende.
Las causas son muchas, pero la principal es idiopática, es decir, sucede espontáneamente y, también, luego de un traumatismo de cabeza o cuello.
Estos cuadros aparecen en forma súbita, generalmente, por la mañana, en la cama, por ejemplo, al girar la cabeza para apagar el despertador. Duran desde varios segundos hasta aproximadamente un minuto y medio, y se repiten cada vez que realizamos dichos movimientos de la cabeza. Habitualmente, van acompañados de náuseas, vómitos, palidez, sudoración y manos frías.
“El diagnostico se hace a través de la entrevista con el paciente y, ante la sospecha de que esté sufriendo de un VPPB, se realiza una maniobra diagnóstica que le va a provocar el vértigo, si bien va a confirmar el diagnóstico”, añade la especialista del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano.
La causa de esta patología es mecánica por la migración de las otoconias. Por lo tanto, “el tratamiento también es mecánico, a través de maniobras de reposicionamiento de partículas, que las realiza el médico. Se logra una curación aproximada del 90 por ciento. En el 50% de los pacientes, se repite en el transcurso del primer año”, cerró Rosende.
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Fuente: Clarin
EA
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