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Jim McCants tomó cápsulas de té verde para estar saludable en su adultez. Pero sus médicos le dijeron que necesitaba un trasplante de hígado urgente.
Debería haber sido uno de los días más felices de su vida. Pero Jim McCants mira hacia atrás, con emociones mezcladas, a la graduación de la escuela secundaria de su hijo menor. Cuando se sentó junto a su esposa Cathleen en el auditorio de la universidad, a las afueras de Dallas, Texas, se volvió para mirarlo.
“Ella dijo: ‘¿Te sientes bien?'”, Recuerda Jim. “Dije: ‘Sí, me siento bien, ¿por qué?’. ‘Tu cara está amarilla, tus ojos están amarillos, te ves terrible’. Cuando me miré en el espejo fue impactante”. Jim, de 50 años en ese entonces, había estado trabajando para mejorar su estilo de vida y perder peso, centrándose en comer de manera más saludable y hacer ejercicio de manera regular.
“Mi papá tuvo un ataque al corazón a los 59 años y no lo logró”, dice Jim. “Hay muchas cosas que se perdió de nosotros y yo estaba decidido a hacer lo que pudiera para cuidarme lo mejor posible, para no perderme nada”. Pero poco después de la graduación de su hijo, Jim ingresó en el hospital debido a una sospecha de lesión hepática.
Tratando de identificar la causa de la lesión hepática de Jim, los médicos que lo trataron descartaron el alcohol. “Durante los últimos 30 años bebí tal vez un paquete de seis cervezas al año, y nada de vino. Por eso el alcohol no ha estado presente en gran parte de mi vida”, dice Jim. También descartaron los medicamentos recetados (no tomaba ninguno en ese momento) y el cigarrillo, algo que nunca había hecho.
“Luego, mi hepatólogo realizó una serie de preguntas sobre los
suplementos de venta libre”, dice Jim. Como parte de sus cambios de vida para cuidar su salud en la mediana edad, Jim había comenzado a tomar
un suplemento de té verde, porque había oído que podría tener beneficios cardíacos.
Estos suplementos han crecido en popularidad en los últimos años, a menudo se promocionan sin descanso línea por sus beneficios antioxidantes y su supuesta capacidad para ayudar a perder peso y prevenir el cáncer. “Me sentía bien en ese entonces”, recuerda Jim, quien vive en Prosper, al norte de Dallas. “Estaba caminando o corriendo de 30 a 60 minutos, cinco o seis días a la semana”. Trabajaba como gerente de finanzas, pero esperaba capacitarse como asistente de un médico. “Estaba tomando dos o tres clases a la vez por las noches y los fines de semana”, recuerda.
Había estado tomando el suplemento de té verde durante dos o tres meses cuando se enfermó. Según el expediente médico de Jim, esta es la presunta causa de su lesión hepática. “Fue impactante porque solo había escuchado sobre los beneficios”, recuerda Jim. “No había oído hablar de ningún problema”.
Después de su ingreso en el hospital, Jim entró en un “patrón de espera”, pendiente de los resultados de una serie de análisis de sangre para establecer la gravedad de su lesión hepática.
Luego, cerca de tres semanas después de que su esposa notara por primera vez que se veía enfermo, uno de sus médicos le dio la noticia que temía: “Ella dijo que necesitaba un trasplante de hígado, que tenía que hacerse rápidamente y que le quedaban días, ni siquiera una semana”.
Jim estaba aturdido
“En ese momento pensé en lo sombrío que me parecía todo. Realmente materializa lo que es importante en la vida. No estaba pensando en proyectos en el trabajo. Estaba pensando en personas que eran importantes para mí por diferentes motivos”.
El té verde es una planta que se usa para hacer infusiones desde hace miles de años. ¿Qué pasa con los suplementos de té verde que podrían causar daño en ciertas dosis a algunas personas? Los científicos no lo saben con certeza.
Los suplementos consisten en una forma concentrada y están regulados en Estados Unidos y Europa como alimentos, no como medicamentos. Eso significa que no se han requerido pruebas de seguridad específicas. Por eso, está incompleto el acervo científico de cómo los suplementos de té verde podrían afectar nuestra salud.
“Si tomas cantidades modestas de té verde estás en una situación segura”, dice el profesor Herbert Bonkovsky, director de servicios hepáticos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Wake Forest, en Carolina del Norte, quien ha estado siguiendo las lesiones relacionadas con los suplementos de té verde durante casi 20 años. “El mayor riesgo se presenta en las personas que toman estos extractos más concentrados”.
Jim puso una demanda contra la firma estadounidense Vitacost, que vendió el suplemento de té verde que tomó. La preocupación se ha centrado en un ingrediente potencialmente tóxico llamado Epigalocatequina-3-galato o EGCG, el más abundante de los compuestos naturales con propiedades antioxidantes en el té verde, llamado catequinas.
Es probable que haya una serie de factores que pueden hacer que una persona sea susceptible de sufrir daños por EGCG, incluida la genética, y la forma en que se utilizan los suplementos. “Por lo general, las personas toman estos extractos de té verde para perder peso y, por eso, a menudo dejan de comer”, explica el doctor Bonkovsky.
“Sabemos por estudios que los animales en ayunas absorben un porcentaje mucho más alto de catequinas que los animales gordos. Puede haber otros factores, como otras drogas, otros químicos o el uso de alcohol, que también son importantes como factores modificadores”.
El té verde es la bebida más popular en Japón
Mientras millones de personas toman suplementos de té verde de manera segura, se han reportado al menos 80 casos de lesión hepática relacionada con los suplementos de té verde en todo el mundo, que van desde lasitud e ictericia hasta casos que requieren trasplantes de hígado.
Entre los que han sufrido problemas después de tomar las píldoras de té verde se pueden contar adolescentes, como Madeline Papineau de Ontario, Canadá, de 17 años, quien desarrolló una lesión hepática y renal, y una mujer de 81 años con diagnóstico de hepatitis tóxica aguda.
Una investigación reciente realizada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sobre la seguridad del té verde concluyó que las catequinas de las bebidas de té verde son “generalmente seguras”, pero cuando se toman como suplementos las dosis de catequina en o más de 800 mg por día “pueden plantear problemas de salud”.
La EFSA no pudo identificar una dosis segura sobre la base de los datos disponibles y pidió que se realizaran más investigaciones. “No esperaba que fuera a pasarme algo malo, esperaba que quizá hubiera malgastado mi dinero, o que las hubiera tomado y no surtieran efecto. Ese riesgo podía asumirlo”, dice.
El día después de que le dijeron a Jim que necesitaba un trasplante de hígado, sorprendentemente le informaron también que habían encontrado un hígado adecuado para él. “Estaba eufórico. La llamada telefónica de que había un hígado para mí me dio la esperanza de que habría algo positivo en esta situación”, dice.
El trasplante de hígado salvó la vida de Jim. Pero cuatro años después, todavía tiene graves problemas de salud, incluida una enfermedad renal que puede requerir diálisis y un trasplante en el futuro. Ve a especialistas en hígado y riñón dos veces al año y vive con dolor abdominal crónico.
“Mi vida antes era bastante activa. Y ahora es mucho más sedentaria y lucho con la fatiga”, dice. Es una “tremenda bendición”, como él dice, que sus gerentes le permitan trabajar desde casa. “Es posible que necesite un descanso durante 20 o 30 minutos durante el día. Puedo decirle a mi gerente que me voy a desconectar y que regreso al rato”.
Jim está entablando una demanda contra la firma estadounidense Vitacost, que vendió el suplemento de té verde que tomó. “Espero que tomen la decisión de poner una etiqueta de advertencia muy fuerte en el producto, en el sitio web, que la gente sepa antes de comprarlo”, dice.
Vitacost no quiso hacer comentarios sobre el caso legal, pero dijo: “Nos tomamos muy en serio la seguridad de los suplementos de nuestra marca Vitacost y respaldamos la calidad de nuestros productos”.
Cuatro años después, Jim reflexiona sobre cómo cambió su vida y la de su familia después de tomar un suplemento de té verde. “No esperaba que fuera a pasarme algo malo, esperaba que quizá hubiera malgastado mi dinero, o que las hubiera tomado y no surtieran efecto. Ese riesgo podía asumirlo”, dice. “Pero el riesgo de que el hígado se afecte es demasiado alto para que alguien lo tome”.
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