‘Luzia’, un sueño mexicano | Excélsior



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CIUDAD DE MÉXICO.

“Me acuerdo que el primer día que llegué al Cirque du Soleil fui a los departamentos para los artistas que están enfrente de la sede principal. No sabía qué pasaría. Todo era nuevo, había una tarjeta para abrir la habitación, para el inter­net, una cocineta, un baño, todo era súper chiquito”, recuerda Diana Ham, una de las mexicanas que participan en Luzia, el nuevo espectáculo de la compañía originalmente canadiense.

El 15 de octubre de 2015, Ham se unió oficialmente a las filas de este conglomera­do fundado por Guy Laliberté.

Al día siguiente, recuerdo que en la entrada lo primero que vi fue esa escultura del zapato gigante y las hojas de los árboles rojas y secas del otoño. Vi el comedor, las fo­tos de los artistas, el departa­mento de textiles que hace lo que sea que te imagines, fue sorprendente. El sitio de en­trenamiento, gigante, para mí nada era real”, relata Ham.

Aunque el camino para llegar ha sido largo, 15 años pasaron para ver cristaliza­do su sueño de formar par­te del Cirque du Soleil, cuya sede internacional se en­cuentra ubicada en Montreal, un laboratorio de creatividad donde expertos en varias ma­terias, y artistas del mundo pueden colaborar en proyec­tos creativos.

Luzia es un espectácu­lo que nos llevará a un Mé­xico imaginario, como en un sueño, donde la luz calma el espíritu y la lluvia apaci­gua el alma. El escenario trae varios lugares, caras y so­nidos de nuestro país, toma­dos de fuentes tradicionales y modernas.

Luzia significa lluvia de luces. Es una conjunción entre la palabra Luz y las vocales ‘ia’. De ahí surge su nombre, pero más allá de eso creo que es un homenaje a la tierra, a los colores, a la gente, a las tradi­ciones. Es algo a lo que le sigo encontrando significados. Me pregunto qué pensaba Danie­le (Finzi Pasca) cuando escri­bió las letras, seleccionó los colores, pensó los números…

Es muy profundo el es­pectáculo, porque además las canciones hablan de co­sas que muy poca gente po­dría saber de nuestro país, por la manera en que com­binó escenografías, co­lores, artistas, es uno de los shows más bonitos del Cirque en la ac­tualidad”, comentó.

Diana contri­buye a Luzia con su dominio de la discplina pole dance. En su acto, es una guía, que lle­va al públi­co a través de un ima­ginario “viaje” de peyote.

“Mi número representa una jungla donde está suce­diendo un viaje, de una hierba de poder, un viaje de peyote en donde hay seres que son mezcla de humanos y anima­les, medio maliciosos, don­de hay mujeres amazonas que están bajo mi tutela. Soy la shamanesa (sic), la guía de ellos en la jungla. Los shama­nes son personas especiales, guías de luz, sanadores, gente que se encarga de divulgar la luz y el conocimiento a la gen­te. Es un término complejo”.

La historia de Diana con el Cirque se remonta a un lla­mado para realizar un acto de pole dance en un show en Las Vegas. Pero esa oportunidad no se concretó, por lo que es­peró cinco años en el stock de artistas para ser considerada para un espectáculo.

Yo no entendía qué era Luzia hasta que llegué a Mon­treal y me di cuenta que era sobre México, y que tenían una investigación muy pro­funda. Daniele Finzi Pasca, para mí, siempre ha sido un genio, lo recuerdo desde que vi un show suyo en el Teatro Metropólitan, así que esto es un sueño redondo para mí”, afirmó.

hch



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